martes, 30 de noviembre de 2010

Enemigos, los - La vida mata (1990)



Gran disco de Los Enemigos para empezar la década de los noventa después de los discos Ferpectamente (1986) y Un tío cabal (1988). Disco más maduro que sus antecesores en cuanto a sonido, estructura en las melodías y, ante todo, crecimiento musical por parte de sus integrantes. El grupo pasaba por momentos delicados, sobre todo el cantante y compositor del grupo, Josele Santiago debido a su fuerte adicción de la heroína que casi le llevó a su expulsión del grupo de no ser porque era la principal cabeza pensante del mismo. Al bajo, Fino Oyonarte y a la batería, Chema Pérez.
Un gran disco que empieza con “El gran calambre final” con un gran riff potente y una letra que ejemplifica algún tipo de apocalipsis con muertos vivientes bailando en un huerto y discursos de profetas. “El fraile y yo” es una especie de locura bipolar entre un tipo y un fraile. No, si Josele Santiago tiene unas letras para flipar. “Traspiés” es uno de los momentos álgidos del disco que nunca ha tenido un reconocimiento tan importante como otros temas del grupo. Creo que es un tema redondo: contundente, ritmo acelerado mezclado con ese final de ritmo pesado y una letra genial:


Padre esta inyección está pero que muy bien,

hacía tiempo que no pillaba algo tan fetén.

Padre ¿decía usted?,

¿decía usted?,

¿decía usted?.


Otros temas menos contundentes con guitarras más sucias se escuchan en el tema “Ouija”, el humor siempre desplegado en las canciones del grupo también se puede apreciar en “La Torre de Babel” o la balada de “Paquito” que describe a un niño un tanto travieso y amante de las golondrinas. Himnos que perdurarán en la historia de nuestro rock son “Desde el jergón” y “Septiembre”, los dos temas más importantes del álbum que junto a “La otra orilla”, canción incluida en su disco La cuenta atrás (1991) forma un triplete inconmensurable. La letra de “Desde el jergón” es pura poesía:


Sigo hablando con las nubes

Ellas me enseñan lo que tuve.

Y esto que no me sube

Desde el jergón os maldigo

porque Dios se pasó,

se pasó conmigo.


Se proclaman gritos a favor de la desdicha y en contra del sabe-lo-toditis en “Yo no quiero ser feliz” o el maravilloso tema “Miedo” que es extraño que no haya tenido más resonancia porque ese riff se merece un puesto de honor:

Soy un buzo dentro

de mi Johnnie Walker´s red

El amante de tu amor, tu dueño,

tu tornillo flojo.

Alguien me vió contigo y se mató,

qué curioso antojo.


Sólo me dan miedo las monjas,

el agua y los niños.


“Firmarás” es otro tema con guitarra de fondo más limpia, “Yo, el rey” que aparece en el disco Un tío cabal (1988) pero esta vez en acústico. “Nadie me quiere” es un blues fantástico que cierra el disco entre párrafos en castellano e inglés y una interpretación vocal por parte de Josele parecido a Tom Waits.

Un disco magnífico que ocupa un lugar en los más importantes del rock español. Dignos sucesores de Rosendo y un disco imprescindible para aquellos que quieran conocer un poquito más qué se coció por las tierras españolas a finales de la década de los ochenta y década de los noventa. Para acabar, destacar que los temas “Paquito” y “Yo, el rey” aparecen solo en formato CD.








Compra vinilo, tus oídos lo agradecerán

jueves, 18 de noviembre de 2010

Rolling Stones, the-Exile on main St (1972)



Uno de los grandes discos de los Rolling y de la década. Un discazo de arriba abajo, de derecha a izquierda y haciendo el pino. Un disco para enmarcar.
Exile on main street empieza como nunca, “Rocks off” suda rock n´roll por todas partes, una canción que pondrá en funcionamiento tus pies y aunque no sepas bailar, ellos mismo te enseñarán. Tremenda sección de viento y un magnífico piano por parte de Hopkins que proporciona a la canción un sabor único. Una canción que representa a los Rolling a la perfección. ¡Sí, señor!

“Rip this joint”, toma como base el blues, tan presente en las influencias del grupo, con un ritmo rápido al igual que “Hip Shake”. Otro tema digno de mencionar es “Tumbling dice” con sonidos más cercanos al soul pero sin abandonar el sonido blues-rock. Tremenda la parte de los coros femeninos que enlaza con la fiereza del Sr. Watts a la batería.

El álbum se compone de dos discos (en el formato vinilo) y en una cara hemos escuchado una calidad impresionante. A ver que nos encontramos en la cara B. Empieza una guitarra acústica….una armónica…..una mandolina…..estamos ante “Sweet Virginia” uno de los cortes mas emotivos para un servidor, un viaje por el vasto territorio americano recordando sus gratitudes y penurias. La armónica de Jagger es melancólica, triste pero es lo que hace grande a esta canción.
Esta parte del disco es más acústica, más country, hecho que se aprecia por “Black Angel” o “Torn & Frayed” aunque en “Living Cup” se introduce un magnífico piano al principio para dar paso a tintes más roqueros abandonando la base country que había permanecido en toda la cara B.

“Happy” abre la segunda parte del disco siendo otra pedazo de canción a la altura de “Rocks off” siendo esta vez el amigo Keith el que se ocupa de la voz principal. El slide marca el acento importante para después seguir con el mismo patrón la sección de viento. Sencillamente, increíble, otra gran tema del disco. “Turd on the radio” y “Ventilator blues” sigue la senda del blues siendo el primero un corte con ritmos más rápidos que el segundo, el cual se caracteriza por un ritmo más sincopado a través del slide y la batería. “Just wanna see his face” y “Let it loose” nos muestra un ambiente más pausado donde la primera nos sumerge en los ambientes muy parecidos al disco Gris-Gris (1968) de Dr. John donde se entremezcla lo oscuro, voodoo, rituales, etc. mientras que el segundo tema es otro de las gemas del álbum. Todas las partes suenan a la perfección, el piano de Hopkins, la guitarra con efectos delay, los coros femeninos están acertadísimos, otra vez la sección de vientos en su línea y la desgarrada voz de Jagger componen una balada preciosa.

“All down the line” se une al grupo de los temas energéticos junto con “Happy” y “Rocks off” donde el slide predomina en la canción logrando ser el protagonista del tema tanto en el solo como fuera de él al igual que “Stop Breaking down” donde se utiliza la típica base blues. Un tema fantástico.
“Shine a light” es otra fantástica balada con un estupendo órgano, coros evangélicos o los solos de Keith. Este disco no podía terminar de otra manera que dando caña y, por ello, “Soul survivor” es un magnífico ejemplo de ello. Sube al máximo tu equipo y disfrute desde el principio hasta el final de este gran disco porque las influencias de los Rolling afloran más que nunca en este perfecto álbum.

Un 10 para Exile on main St









Aquí
podemos encontrar una vasta colección fotográfica de cómo fue la grabación del disco en la mansión francesa donde se instalaron e instantáneas de la gira posterior.


Compra vinilo, tus oídos lo agradecerán